M O D E L O
Los castilletes se emplazan paralelamente dejando un mínimo de separación de 20cm entre sí, generando filas de 1 o 2 unidades como máximo. El espacio contenido entre los cubos de madera se manifiesta como un volumen fluido y continuo que otorga una condición de interioridad, rasgo imperceptible al observar y recorrer una torre, puesto que concebimos el cuerpo como un objeto impenetrable.
El volumen acotado entre muros rugosos de diversa trama y composición logra que el castillete pueda ser visualizado en su interior. La continuidad de este lugar está configurada por las características de los planos que lo definen, creando ensanchamiento o puntos angostos en su extensión a manera de pulso.
De la percepción del espacio residual contenido se extrae una forma de habitar el castillete; una condición de interioridad irregular, con matices y secciones curvas que transforman su composición interna y logran producir un cambio en su estructura.
Así podemos insertarnos en el volumen y percibir su composición interna, como un sólido que es interceptado por formas vacías que desafían la lógica de apilamiento, pero que a la vez conserva la identidad y forma inicial sin generar transformaciones en sus aristas y caras planas.
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